viernes, 13 de septiembre de 2024

Parreta antigua de Calanda (Teruel)

Fig. 1. Parreta antigua de Calanda (Teruel), 38,5 cm. (JD.)

En Calanda y otras partes de Aragón, una parreta es una tinajilla de cuerpo esférico que se utilizaba preferentemente para guardar aceitunas o adobo de tocino, a modo de orza. Según Álvaro Zamora (1980: 20) en Calanda se obraron de diversos tamaños, siendo el mayor de 38-39 cm.

La parreta de la fig. 1 mide 38,5 cm de alto, con descarga y labio biselado hacia afuera, y está pintada con franjas de óxido de manganeso como era usual en Calanda, círculos de caña recortada y dos hileras de uñadas en el cuello. Pero lo más peculiar de su decoración es el cordón exciso digitado serpenteante que rodea la tinajilla. El alfarero debía tener mucha habilidad para distribuir las ondas del cordón de manera que enlazara con el inicio (*). 

Para acompañar la parreta, en la fig. 2 muestro otras piezas obradas en Calanda. La medida de vino es muy antigua.

Fig. 2. Cántaro "grande" (10 litros exactos), parreta (28 cm) y medida de vino de Calanda. (JD.)

Espero no equivocarme si atribuyo la parreta de la fig. 1, así como la tinaja de la fig. 4, a los gustos barrocos del siglo XVIII. Apuntan Romero y Cabasa (2009: 342), refiriéndose a Calanda: "En las tinajas de principios del siglo XVII [...] la decoración es más rica. Los cordones excisos no solo discurren en círculos horizontales, sino que además forman un amplio zigzag en el tercio superior de la panza." En las figs. 3 y 4 muestro un cántaro de vino y una tinaja de Calanda decorados con cordones en zigzag.

Fig. 3. Cántaro de vino de Calanda, 42 cm. (Col. particular. Díez, 2005: 78.)

Fig. 4. Tinaja de Calanda, 70 cm. (Col. particular.)

Esta decoración no fue exclusiva de Calanda sino que se usó también en Gea de Albarracín y Mora de Rubielos (Teruel), valle del Aranda (Zaragoza) (fig. 5) y Nueno (Huesca) (fig. 6). Más allá de Aragón se empleó en La Rioja (Arnedo) y Navarra.

Fig. 5. Tinaja del valle del Aranda (Zaragoza), 80 cm. (Col. particular. Díez, 2005: 341.)

Fig. 6. Tinaja de Nueno (Huesca), profusamente decorada, 75 cm. (Col. particular. Díez, 2005: 211.)

Los cinchos serpenteantes no son un elemento autóctono. Valga como ejemplo las numerosas tinajas (pithos) halladas en las excavaciones del palacio de Cnosos (construido hacia 2000 a.C.) en Creta, utilizadas para almacenar cereales y aceite, muchas de ellas adornadas con cinchos en zigzag (fig. 7).

Fig. 7. Tinajas decoradas con cinchos ondulantes del palacio de Cnosos (Creta). (Tarjeta postal. Fotografía: N. Alikiotis, Creta.)

(*) En realidad, el alfarero solo necesita una cuerda y un lápiz para distribuir las ondas en la tinajilla de manera fácil y exacta, sin necesidad de utilizar ninguna cinta métrica ni hacer ningún cálculo. Tomemos como ejemplo la parreta de la fig. 1: tiene 6 ondas (tres cóncavas y tres convexas), así que para distribuir las ondas solo hemos de hallar los 6 puntos de enlace de las curvas. 

1) Para ello tomamos una cuerda y rodeamos con ella la parreta por su parte más ancha, y cortamos la cuerda: la longitud de este trozo de cuerda es el perímetro de la parreta. 2) Dividimos el trozo de cuerda en 6 partes iguales, lo cual es un poco más complicado: doblamos la cuerda por la mitad (obtenemos 2 trozos iguales); doblamos esa mitad hasta la mitad (4 trozos), y luego doblamos estos 4 trozos hasta el otro extremo (4 + 2 = 6 trozos iguales). Cortamos el trozo de cuerda resultante: esa longitud de 1/6 del perímetro es la amplitud de una onda. 3) Finalmente, llevamos ese trocito de cuerda sobre la parreta y con el lápiz marcamos con una señal los 6 puntos de enlace de las ondas. Es más fácil de hacer que de explicar.

martes, 10 de septiembre de 2024

Tinaja de cuello alto del Maestrazgo (siglos XVI-XVII)

Fig. 1. Tinaja de cuello alto del Maestrazgo, 75 cm, siglos XVI-XVII. (Fuente: JD.)

La tinaja de la fig. 1 procede de una importante colección de tinajas de Aragón, Valencia y Cataluña que se disgregó al fallecer su propietario oriundo de Huesca. Mide 75 cm de alto, de cuerpo elipsoidal estilizado, obrado en tres tiempos bien diferenciados: el empiezo es similar al de un cocio con descarga y sobre él se levanta el cuerpo, unido a los hombros mediante un cincho que apenas sobresale, decorado con incisiones verticales. El cuello es alto (12 cm) y cilíndrico, rematado con un grueso labio hendido (la lente de la cámara fotográfica distorsiona la perspectiva de manera que el cuello parece troncocónico invertido, pero es casi recto).

La tinaja está decorada con varios grupos de líneas de almagre pintadas en sentido longitudinal oblicuo con un pincel-peine de seis penachos. Las líneas arrancan de la base del cuello y llegan hasta casi la mitad del cuerpo, donde terminan trazando un giro. También el cuello está decorado con varios grupos de cortas líneas transversales. Es una decoración que recuerda la de los cántaros de Traiguera (Castelló). 

Dentro de la tinaja hay restos de empegado, con lo que presumiblemente fue utilizada en su día para contener vino o aceite. 

Romero y Cabasa (2009: 367) explican que hace unos años en un pozo de hielo excavado en la roca bajo el castillo de Alcañiz (Teruel), fue hallado un cocio del siglo XIV o principios del XV (fig. 2), con una decoración idéntica a la de la tinaja de la fig. 1. Apuntan Romero y Cabasa: "la decoración [del cocio] es idéntica a la hallada en la canterería antigua de Traiguera y también descrita en un tipo de tinajas del Maestrazgo [...] y que, según hallazgos de relleno de bóvedas, son anteriores a 1570".

Fig. 2. Cocio del siglo XIV o principios del XV hallado en el castillo de Alcañiz (Teruel). (Romero y Cabasa, 2009: 367.)

Tal como señalan Romero y Cabasa (1999: 33), los rasgos de esta tipología de tinajas de cuello alto "son netamente mudéjares y pudo tener su apogeo de producción en los siglos XVI-XVII". Díez (2005: 96-97), en el capítulo "Tinajas del Maestrazgo", reproduce hasta siete tinajas de cuello alto, procedentes de diversas colecciones particulares, y al parecer localizadas en el Maestrazgo (véanse figs. 3 a 5).

Fig. 3. Tinaja de cuello alto del Maestrazgo. (Col. Alfonso Romero, Barcelona. Romero y Cabasa, 1999: 33.)

Fig. 4. Tinaja de cuello alto del Maestrazgo, 87 cm. (Museu Ferran Segarra, Miravet. Díez, 2005.)

Fig. 5. Tinaja de cuello alto del Maestrazgo, de cerámica negra sin decoración y lañada en zigzag, 81 cm. (Museu Ferran Segarra, Miravet.)

Fig. 6. Tinaja de cuello alto posiblemente del Maestrazgo, 88 cm. Nótese el cincho decorado con estampillas de círculos al estilo de Calanda. (Col. particular.)

Sin embargo, no todo es tan sencillo. Morfológicamente, las tinajas de las fig. 7 y 8a son similares a las tinajas anteriores, pero la decoración incisa a peine es un tanto inusual. ¿Son aragonesas? Probablemente Díez (2005: 99) las atribuiría también al Maestrazgo: "Presentan además [las tinajas de cuello alto] una decoración incisa de muy variada factura, a base de motivos ondulantes, y estampillados varios." Efectivamente, entre las tinajas de cuello alto del Maestrazgo reproducidas en Díez (2005: 96-97), hay tres con una decoración incisa a peine similar a la de las figs. 7 y 8a-b. 

Fig. 7. Tinaja de cuello alto posiblemente del Maestrazgo. (Marín, 2001: 142.)

Fig. 8a. Tinaja de cuello alto de procedencia incierta (¿Maestrazgo?), 60 cm. (1stDibs.com.)

Fig. 8b. Detalle de la decoración incisa a peine. (1stDibs.com.)

Finalmente, la fig. 8 muestra un mosaico del siglo XIV de la iglesia bizantina de San Salvador de Cora (Estambul) que representa el milagro de las bodas de Caná. Las tinajas semienterradas de la parte inferior del mosaico recuerdan las de cuello alto tratadas en este post.

Fig. 8. Mosaico de la iglesia bizantina de San Salvador de Cora (Estambul, Turquía) que representa el milagro de las bodas de Caná. Siglo XIV. (Miracle at Cana in the Outer Narthex of Chora.)

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Aceiteras singulares, 1

Fig. 1. Aceitera de procedencia incierta (¿Albacete?). (Fuente: JD.)

La imponente aceitera de la fig. 1 procede de un particular de Barcelona, el cual la atribuye a Mora de Rubielos (Teruel), atribución que me parece dudosa aunque no la descarto, pues al igual que en otros alfares al pie de la sierra de Gúdar, en Mora de Rubielos se obró ollería hasta inicios del siglo XX. 

Se trata de una aceitera de cuerpo esferoide, de 30 cm de alto, asa aplanada con una ancha acanaladura central (como en las orzas de Pozuelo, Albacete) y boca con pico vertedor muy abierto. Pero sobre todo destaca su enorme base de 22,5 cm de diámetro. La factura es en general tosca. Está barnizada en verde oscuro, de aspecto antiguo, y presenta una decoración de líneas incisas un tanto compleja: primero, una serie de líneas onduladas realizada con un peine de púas, y superpuesta a ella hay otra serie de líneas incisas más anchas y suaves distribuidas en forma de espiga. Esta doble decoración de líneas incisas forma dos anillos, uno en la parte central del cuerpo de la aceitera y otro por encima del pegado del asa. Entre ambos anillos hay otra serie de líneas incisas oblicuas realizadas también a peine (fig. 2). Ignoro por completo la procedencia de esta aceitera.

Fig. 2. Detalle de la decoración incisa. (Fuente: JD.)

La decoración incisa de líneas onduladas realizada con un peine se empleó en tinajas, cocios o coladores, orzas, botijas y en general piezas grandes. Esta decoración se extiende por toda una amplia franja de la zona de Levante, desde Gerona hasta Albacete, sin excluir puntualmente otros lugares más al sur (p.e. Granada ciudad y Cortegana, Huelva). En Cataluña destacaron los alfares gerundenses de Figueres, Quart y La Bisbal d'Empordà, y antiguamente Barcelona. Más al sur, en Valencia, sobresale la comarca del Rincón de Ademuz, donde se utilizó con profusión en cocios y tinajas. Según el detenido estudio de Eslava Blasco (2013: 18): 

Si algo distinguió a la tinajería de Ademuz en lo ornamental fue su característica decoración incisa a peine, empleada con cierta profusión. Este efectivo recurso es de gran antigüedad, ya empleado por los alfares mudéjares, tanto turolenses como valencianos. Para ello el alfarero se valía de un trozo de peine, cuyo movimiento sobre la superficie de la pieza todavía tierna dejaba varias líneas incisas paralelas, describiendo sencillos y atractivos motivos ondulantes o rectilíneos, y que en buena medida contribuyen a hacer inconfundible la tinajería ademucera. 

Hay que destacar que en Adamuz hubo varias ollerías en el siglo XVIII, con una importante actividad que se prolongó hasta el último tercio del siglo XIX (Eslava Blasco, 2013). Finalmente, en Paterna (Valencia) la decoración de líneas onduladas incisas ya fue utilizada en el siglo XIII (Mesquida García, 2002: 210-11).

Pero donde la decoración incisa a peine ha sido empleada de manera más generalizada es en La Mancha. Estos son los principales lugares: Cifuentes (Guadalajara), Mota del Cuervo (Cuenca), Villarrobledo, Alatoz y Hellín (Albacete), La Solana (Ciudad Real) y Villafranca de los Caballeros (Toledo). Así pues, en principio me inclino por identificar la aceitera de la fig. 1 como manchega, y por la forma del asa y el pico vertedor me decanto por Chinchilla o Pozuelo (Albacete), datable en el siglo XIX, todo ello sin descartar otras procedencias (p.e. Ademuz). Si el lector/a dispone de alguna información que ayude a identificarla, mucho le agradeceré que me la indique (al pie de este post, en "Publicar un comentario").

La herramienta utilizada para trazar las líneas incisas es un sencillo peine para el cabello del cual se han eliminado sus púas dejando solo 3, 4 o 5 en un extremo. 

A continuación muestro algunos ejemplos de decoración con líneas onduladas incisas a peine. 

Fig. 3. Tinaja (doll) de La Bisbal d'Empordà (Gerona), 1866. (Terracotta
Museu de Ceràmica, La Bisbal.)

Fig. 4. Tinaja (dollde Quart (Gerona), c. 1697. (Col. Sergio Savini. Sánchez-Pacheco, coord., 1997.)

Fig. 5. Orza de cuatro asas de Barcelona, siglos XVI-XVII. (Centre
Muntanyenc i de Recerques Olesà. Romero y Rosal, 2014: 80.)

Fig. 6. Tinaja de Ademuz (Valencia) para guardar la miel, 65 cm.
(Romero y Cabasa, 2009: 47.)

Fig. 7. Tinaja de Cifuentes (Guadalajara), 94 cm. (Todocoleccion.)

Fig. 8. Tinillo o colador de Mota del Cuervo (Cuenca) para lavar la ropa,
63 cm. (Todocoleccion.)

Fig. 9. Cántaro de Villarrobledo (Albacete), 42 cm. (Todocoleccion.)

Fig. 10. Botija de Villafranca de los Caballeros (Toledo).
(Lizcano Tejado, 2000: 65.)

Fig. 11. Tinaja de Granada ciudad, 80 cm. (Barros con Alma.)

Aceiteras singulares, 2: Alcorisa y Almonacid de la Sierra

Fig. 1. Aceitera de Alcorisa (Teruel), 35,5 cm. (Fuente: JD.)

Alcorisa

Atravesada por el río Guadalopillo ("de curso incierto y poco seguro", Pascual Madoz, 1845), y a 15 km de Calanda, 32 km de Alcañiz y 113 km de Teruel, Alcorisa fue "uno de los centros olleros más antiguos y destacados de toda la provincia de Teruel" (Álvaro Zamora, 1980: 209). En Alcorisa se obraron toda clase de cacharros para el fuego y el uso doméstico, barnizados en toda la gama de marrones, royos, melados y verdes: ollas, pucheros, cazuelas, aceiteras y vinagreras, jarras para vino... Como decía la copla:

En Calanda venden cocios,
en Alcorisa pucheros...
(Emilio Lafuente Alcántara, Cancionero popular. Colección escogida de seguidillas y coplas, 1865)

El apogeo de la actividad alfarera se remonta al siglo XVIII y prosiguió hasta entrado el XX, para extinguirse prácticamente con la guerra. Ya Pascual Madoz en 1845 destacó en el primer lugar de la industria local la "alfarería común". 

La gran aceitera de la fig. 1 la atribuyo a Alcorisa. Mide 35,5 cm de alto, base de 16 cm de diámetro, y una capacidad aproximada de 6,5 litros. De cuerpo cilíndrico ligeramente abombado y boca trebolada. El asa arranca de la boca y cae sobre el hombro sin apenas curvatura. De factura tosca, está totalmente barnizada en color marrón-anaranjado. Es la aceitera de mayor tamaño de Alcorisa que he visto. 


Fig. 2. "Bombona" de Almonacid de la Sierra (Zaragoza), 35 cm.
(Fuente: JD.)

Almonacid de la Sierra

Almonacid de la Sierra (Zaragoza) es una pequeña población al pie de la sierra de Algairén, estribación SE de la sierra del Moncayo. En la actualidad el municipio cuenta con 775 habitantes, aunque en 1887 alcanzaba los 2.813, apenas 137 menos que Alcorisa en la misma fecha. Fue una de las ollerías más importantes de Zaragoza. 

Álvaro Zamora (1980: 244) señala que "el origen de la ollería de Almonacid de la Sierra es medieval y desde luego anterior a la expulsión mudéjar [en 1610]". En 1762 había 31 obradores y 28 hornos. "La importancia y volumen de la ollería de Almonacid debió de ir descendiendo a lo largo del siglo XIX" (Álvaro Zamora, 1980: 247), hasta el punto que Pascual Madoz en 1849 apenas menciona la existencia de "algunas ollerías". Ya en el siglo XX, antes de la guerra aún quedaban más de veinte alfares (Llorens Artigas y Corredor-Matheos, 1970: 24) que prácticamente desaparecieron tras la guerra, al igual que en tantos otros lugares en Aragón.

Del mismo modo que en Alcorisa, en Almonacid se obraron toda clase de piezas para el fuego y el uso doméstico: ollas, pucheros, cazuelas, orzas de adobo, torteras, aceiteras, jarros para vino...

La aceitera de la fig. 2 mide 35 cm de alto y 17 cm de diámetro en la base. Esas aceiteras suelen llamarse "bombonas" por su forma y gran capacidad. Nótese el amplio vuelo del asa y la marcada digitación en el pegado de la entrega (fig. 3), lo cual distingue algunas piezas de Almonacid, como la orza alambrada de la fig. 4.

Fig. 3. Detalle de la digitación en el pegado del asa y la
decoración incisa. (Fuente: JD.)

A pocos kilómetros al norte de Almonacid se halla otro antiguo centro ollero, Alpartir, y más al sur, Encinacorba. En la otra vertiente de la sierra de Algairén, y siguiendo el curso del río Grío, hubo otras tres ollerías: Santa Cruz de Grío, Tobed y Codos. Díez (2008: 178 ss.) agrupa los alfares mencionados bajo la denominación genérica de "Sistema Ibérico", demasiado amplia en mi opinión, pues el Sistema Ibérico discurre a lo largo de 500 km desde Burgos a Castelló. Así pues, en este blog utilizaré las denominaciones más restrictivas de sierra de Algairén y valle del Grío para identificar a este grupo de ollerías, de la misma manera que con la denominación valle del Aranda se alude al grupo de alfares de Jarque, Illueca y Sestrica.

Fig. 4. Ollería de la sierra de Algairén y valle del Grío. (Fuente: JD.)

En la fig. 4 muestro algunos ejemplos de la ollería de la sierra de Algairén y valle del Grío. La imponente orza alambrada de cuatro asas (42,5 cm de alto) es de Almonacid de la Sierra. Los estilizados pucheros de forma ovoide, sin cuello y reborde en la boca, son de Tobed, aunque podrían atribuirse asimismo a Almonacid de la Sierra o Alpartir. Las orzas de dos asas son también de Tobed. La orza de base ancha (16,5 cm de diámetro) es especialmente singular.

Aceiteras singulares, 3: Traiguera

Fig. 1. Aceiteras/vinagreras de Traiguera (Castelló). (Fuente: JD.)

En el post Las aceiteras de cuerpo acanalado de la zona de Castelló-Teruel-Tarragona ya me referí a las aceiteras/vinagreras de Traiguera (Castelló), y poco más puedo añadir. 

En principio, atribuyo las aceiteras/vinagreras de la fig. 1 a Traiguera, eso sí, de distintas épocas y alfares, aunque no descarto que alguna pudiera ser de Montoro, en el Maestrazgo, u otro raro alfar de la franja de Teruel. La imponente aceitera de mayor tamaño, barnizada en verde oscuro, mide 42 cm de alto. 

Téngase en cuenta que Traiguera fue el más importante centro alfarero al norte de Valencia, ya desde sus orígenes musulmanes en el siglo XIII (Ferreres i Nos, 2006: 20). En el siglo XVI había 29 hornos. Esta actividad se incrementó notablemente en los siglos XVIII (35 alfareros a finales del siglo) y XIX (63 alfareros en 1895) y se ha prolongado hasta hoy. En los siglos XVIII-XIX, junto a la cantarería fue importante la producción ollera, como señaló Pascual Madoz (1849):

otros en mayor número son alfareros, los cuales se emplean en hacer cántaros, lebrillos, jarras y toda especie de utensilios de vidriado y obra basta de barro y barniz...

Suele afirmarse que el barniz verde oscuro es propio de piezas antiguas de Traiguera, lo cual podría tener algo de cierto. Como ejemplo, la fig. 2 muestra una curiosa olla de cuatro asas de Traiguera, del siglo XIX, barnizada en un verde oscuro muy similar al de algunas aceiteras de la fig. 1.

Fig. 2. Olla de Traiguera de cuatro asas, 19 cm de alto, siglo XIX.

En los últimos años se ha puesto de moda atribuir al Maestrazgo de Teruel algunas aceiteras/vinagreras de Traiguera, será porque lo aragonés parece disfrutar de mayor pedigrí. Quizá en su día alguien halló una aceitera de cuerpo acanalado en Tronchón y consideró que fue obrada en aquel alfar de Teruel, sin tener en cuenta que la abundante producción de Traiguera se vendía en todas partes y hasta el último rincón. Ahora bien, la única aceitera aragonesa de cuerpo acanalado que conozco es la del recóndito lugar de Montoro, en el Maestrazgo turolense. Sea como fuere, la discusión al respecto sigue abierta.

Aceiteras singulares, 4: valle del Almanzora

Fig. 1. Aceitera del valle del Almanzora (Almería). (Fuente: JD.)

Poco puedo decir sobre la aceitera de la fig. 1 pues no dispongo de documentación sobre ello. El valle del Almanzora es una comarca montañosa del interior de Almería, con capital en Albox. Está integrada por 27 municipios que se distribuyen a ambos lados del río Almanzora, que vertebra la comarca. Tradicionalmente ha destacado el olivar y la producción de aceite de alta calidad.

La antigua aceitera de la fig. 1 la atribuyo al valle del Almanzora. Mide 34,5 cm de alto, con una ancha base de 17,5 cm de diámetro. Está decorada con dos grupos de líneas incisas, a la altura del arranque y del pegado del asa. El vidriado de color melado es tosco, con rugosidades, irregularidades y chorretones. Destaca el cuello en forma de calabaza, característico de las aceiteras y cántaros de aceite del valle del Almanzora y otros lugares de Almería. 

¿En qué alfar fue obrada la aceitera? Es muy difícil responder a ello, pero por la forma tan peculiar del asa, tanto la aceitera de la fig. 1 como sobre todo la aceitera de la fig. 2, quizá procedan de Serón, bonita localidad de origen nazarí y casas blancas, enclavada entre montañas a 800 m de altitud, en el extremo occidental del valle del Almanzora. Según Pascual Madoz (1849), en Serón hubo "una alfarería de cántaros, tinajas, tejas y ladrillos".

Fig. 2. Antigua aceitera atribuible al valle del Almanzora.
(Fuente: JD.)

La aceitera de la fig. 2 es de aspecto muy antiguo y la atribuyo también al valle del Almanzora. Mide 22 cm de alto. El asa es aplanada aunque gruesa, con dos marcadas acanaladuras, y pegada justo debajo del arranque, de manera que apenas puede introducirse un dedo. Al igual que la aceitera anterior, está decorada con dos grupos de líneas incisas, a la altura del arranque y del pegado del asa, y encima de ellas hay sendas líneas onduladas en dientes de sierra. El vidriado es verde oscuro, aunque muy desgastado.

Las aceiteras de las figs. 1 y 2 guardan cierto parentesco con la imponente botija aceitera de la fig. 3, probablemente también del valle del Almanzora. Cántaros de aceite de gran tamaño se obraron también en otros lugares de Almería (Sorbas, Tabernas, Alhabia...). 

Fig. 3. Botija aceitera probablemente del valle del Almanzora,
siglo XVIII, 60 cm de alto. (Todocoleccion.)